Socialistas de todos los partidos

Blog inspirado en el libro "Camino de servidumbre", que Hayek dedicó a los socialistas de todos los partidos. Socialismo entendido como colectivismo, como sumisión del individuo al grupo, en aras de hermosos ideales que no sólo en su sueño producen monstruos.

domingo, junio 18, 2006

Impuestos progresivos o por qué (entre otros motivos) el comunismo nunca funcionará

Todo lo público se financia con impuestos. Los impuestos se le retiran a los dueños de ese dinero, y pasan al Estado. Con ellos se financian servicios públicos básicos como justicia, orden público, ejército, infraestructuras, pensiones, sanidad o educación. Y se financian también organismos innecesarios o redundantes, empresas no rentables, subvenciones a quienes deciden los políticos, la RTVE, informes absurdos, las campañas institucionales, el Canal Sur, etc.

Cada persona tiene sus ideas acerca de qué gastos debe tener el Estado, y cuáles son innecesarios y malgastan dinero que sería mejor empleado por cada persona si pudiera mantenerlo en su bolsillo. Pero antes de decidir en qué se gastan, hay que decidir cuánto dinero se recauda, y según qué criterios. Los impuestos pueden ser indirectos o directos, y los directos pueden ser progresivos o no progresivos. Los impuestos directos son los que pagas por ser tú (IRPF), y los impuestos indirectos son los que cargan el consumo (I.V.A.). Todos pagamos exactamante el mismo porcentaje de IVA (7 ó 16%, en función del tipo de producto) cuando compramos un producto o usamos un servicio, seamos ricos o pobres. Un paquete de tabaco tiene un 72 % de impuestos para mí y para Emilio Botín. Por eso a los impuestos indirectos se los suele considerar de derechas y a los impuestos directos de izquierdas.

Los impuestos directos (IRPF) los pagamos cada uno de nosotros en función de nuestros ingresos, es decir, son impuestos personalizados. El sistema impositivo español es progresivo, lo que significa que en función de "lo ricos" que seamos, pagaremos un porcentaje u otro a Hacienda. Son los denominados "tramos". Una persona que en un año obtenga mucha renta puede llegar a pagar más del 40% de esa renta a Hacienda. En cambio, los que menos riqueza han obtenido durante el año, pagan "sólo" un 15% (son cifras aproximadas, ya que existe un tramo autonómico que puede ser distinto de unas CCAA a otras), una vez descontado un mínimo vital (dentro del cual, se paga 0% de impuestos) que este año es de 3.400 E y subirá a algo más de 5.000 E el año próximo. No voy a meterme en las posibles desgravaciones, porque es todo un laberinto.

No todos los países tienen sistemas impositivos progresivos, los hay con más tramos, con menos tramos, y los hay con tramo único. "Casualmente" los países con tramo único bajo son los que más avanzan económicamente, con lo cual al final pueden recaudar la misma cantidad, mientras los ciudadanos conservan mucho más riqueza en sus bolsillos. ¿Por qué sucede esto?.

Un ejemplo de sistema progresivo sería: alguien de renta 10.000 pagará 10.000 x 0,15= 1.500, mientras que alguien de renta 100.000, pagará 100.000 x 0,30= 30.000. En un sistema no progresivo, el segundo pagaría 15.000 (100.000 x 0,15). Es decir, en un sistema no progresivo, las personas más ricas pagan más impuestos que las más pobres en términos absolutos, pero lo mismo en términos relativos. A todos los ciudadanos se les trata por igual. (El ejemplo es indicativo, ya que el cálculo debería realizarse por tramos).

El sistema progresivo es un ejemplo de "justicia social", ya que hace pagar más en proporción a los que más se enriquecen. Así dicho puede sonar bien, pero hay que considerar ciertos aspectos:
El Estado debe perseguir los robos, los fraudes, las estafas, las extorsiones, etc. Es decir, los incrementos ilegítimos en la renta y el patrimonio. Por lo tanto, consideremos que todas las personas que hacen su declaración han conseguido los incrementos de renta por métodos legítimos. Estos pueden ser herencias, loterías, salarios, rendimientos de acciones o fondos, beneficios empresariales, etc. Es decir, esa persona ha estado trabajando un año entero con un contrato voluntario entre él y el empleador, o es un empresario que ha pasado todo el año ofreciendo productos o servicios que la gente voluntariamente ha querido usar. O ha invertido capital para que otros empresarios pudieran crear empleos y oferta. O le ha tocado la lotería o ha heredado, lo que no tiene mérito propio, pero es igualmente legítimo, y le permite disponer de más riqueza con la que consumir o invertir. ¿Y qué es lo que hacen los impuestos progresivos?. Hacer pagar más (en porcentaje) al que más riqueza ha creado o está en disposición de crear. Es decir, el sistema progresivo "castiga" al que más ahorra y al que más riqueza crea. Eso desincentiva la producción de riqueza, además de retirar grandes cantidades de riqueza de las personas que más podrían mejorar la economía de toda la sociedad.

El sistema progresivo se basa moralmente en que la culpa de que alguien tiene poco es que otra persona tiene mucho. Por lo tanto, lo justo es que el Estado le quite mucho más al rico que al pobre, para poder "redistribuir" la riqueza. La idea de base es que la igualdad de resultados es un bien, y la desigualdad de resultados un mal. Llevado al límite, y combinado con los derechos constitucionales considerados como derechos positivos, este sistema progresivo desemboca en el comunismo:

Imaginemos que la riqueza total de un país dividida entre el total de habitantes diera por resultado 10.000 euros/persona. Pues un Estado que se tomara realmente en serio la justicia social y la igualdad, consideraría lo justo que todos llegaran a tener 10.000. Para ello, sus impuestos directos consistirían en quitarle al que ganara más de 10.000 al año todo (tramo del 100% para los "ricos") lo que pasara de esos 10.000, y mediante el gasto público, hacer que puedan vivir casi como con 10.000 euros los que no llegaran a esa cifra de ingresos al año (para los que el tramo sería del o%.). Los que más riqueza crearan, seguirían viviendo algo mejor que sus conciudadanos, al poder acceder a los servicios públicos, y mantener 10.000 euros para su uso privado, pero la diferencia sería bastante pequeña, y además, sería la misma para el que hubiera ganado 11.000 con su salario que para el que hubiera ganado 100.000 con su empresa, y además estuviera creando puestos de trabajo. El Estado tomaría todo lo que esté por encima de la media, y se lo "regalaría" a los que estén por debajo de la media, por considerar que todo ciudadano tiene derecho a disfrutar por igual de la riqueza de la sociedad. Después de esta justa "redistribución" estatal, se habría llegado por fin a la justicia social casi perfecta. Pero (aparte de que es radicalmente injusto que todas las personas tengamos que alcanzar la misma cantidad de riqueza independientemente de la cantidad de riqueza que creemos) resulta que la economía no es un sistema estático, sino dinámico. La riqueza no nos la regala Dios, sino que hay que crearla a diario con iniciativa y trabajo. En esa sociedad tan igualitaria, al año siguiente casi nadie (siempre hay perfeccionistas) trabajaría más de lo imprescindible, trataría de ampliar su empresa, tomaría riesgos ni iniciativas, ni intentaría mejorar su trabajo. Total, hagas lo que hagas, tu calidad de vida será prácticamente la misma que el año pasado, y que la de todos los demás. Pero cuando llegara la hora de pagar los impuestos, resultaría (¡oh, sorpresa!) que el total de riqueza creado durante el año anterior ya no da para 10.000 E/persona, ya que apenas nadie ha traspasado los 10.000. Así que el gobierno debería hacer nuevos cálculos, y pondría el límite a partir del cual se pagan impuestos en, pongamos, 9.000 euros. Bueno, algunos podrían pensar que 1.000 euros menos es un precio insignificante frente a la enorme justicia social que está haciendo el estado: ya no hay malvados explotadores capitalistas podridos de dinero, ahora yo tengo lo mismo que mi vecino ese, que tanto trabajaba y tan inteligente es. Pero los que este año han pagado impuestos por haber sido más trabajadores e inteligentes que sus vecinos, están un poco cansados de conseguir casi lo mismo que los que no hacen nada en todo el día porque saben que el Estado les va a pagar igual. Así que dejan de esforzarse, dejan de poner cariño en su trabajo, se hacen los torpes para que no les encasqueten el trabajo que los demás dicen no saber hacer. Los empresarios empiezan a escasear, ya que no obtienen recompensa por su labor, y además, apenas nadie tiene ya dinero para acudir al mercado privado. El Estado asume cada vez más la labor de creación de empleo, aunque son muchos los trabajadores estatales que sólo hacen como que trabajan. Los puestos de trabajo más deseados son los de altos cargos del partido gobernante, puesto que son ellos los que controlan la mayor parte de la economía nacional, y los que hacen las normas. Además, dado que son los representantes del pueblo, casi nadie se atreve a protestar de que vivan a un nivel de vida muy superior a los 9.000/año. Hay quien se manifiesta contra la nueva situación, pero son minoría, ya que hay muchas más personas por debajo de 9.000 que por encima. Se les acusa de insolidaridad, de egoísmo, de enemigos del pueblo, de burgueses, de capitalistas. El Estado limita la libertad de expresión y la de asociación, para proteger el avance de la igualdad y de los derechos sociales. Se empieza a rumorear que se han abierto campos de reeducación para los individualistas contrarrevolucionarios.

Año 3 de justicia social e igualdad material: los ingresos por persona bajan a 8.000. Y no sólo eso, sino que el Estado tiene que construir un muro en la frontera para impedir que los más inteligentes, los más emprendedores, los más trabajadores, los más dignos, lo mejor de la sociedad, huya buscando la libertad.

6 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Vaya tela, ...bonita.
;)

6:15 a. m.  
Blogger mayo said...

¿Tela?. ¿Lo dices por los impuestos o por lo mucho que me enrollo? ;)

Si es por lo segundo, lo resumiré: subirle los impuestos a los "ricos" nos empobrece a todos, incluídos los "pobres". Bueno, a todos no, los políticos están encantados con tener impuestos altos y muchos ciudadanos dependientes del Estado.

1:28 p. m.  
Blogger Enrique Baltanás said...

Un análisis irreprochable. Aún quedan liberales. Pero pocos.

10:49 a. m.  
Blogger mayo said...

Pues sí, hay pocos liberales que se definan como tales. Pero creo que las ideas liberales podrían tener buena acogida entre bastantes personas, si se argumentan y se debaten. Yo misma me considero liberal (con todas las dudas y los matices) desde hace poco tiempo, y mi cambio político se ha producido a base de hablar, debatir, leer y pensar.

Conozco colectivistas de lo más acérrimo que, si al hablar con ellos te centras en un determinado aspecto, o les muestras un punto de vista liberal, te dan la razón. La igualdad de resultados es una idea atractiva, pero la libertad no lo es menos. El liberalismo habita en muchas personas como sentido común o justicia, a veces sólo hay que rascar.

Un saludo, Enrique.

1:12 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Hola, muy buenas. He leído con interés tu artículo, y quisiera comentar unas cosas.

En primer lugar, el problema de cómo se invierte lo recaudado por el Estado se podría resolver, a mi modo de ver, incluyendo entre las políticas económicas la elaboración de los "Presupuestos Participativos", que consistiría en que los Presupuestos Generales fuesen elaborados con la participación de todos los agentes sociales implicados. Esto ya se hace hoy en día, en España, en algunos ayuntamientos.

En segundo lugar, se te "olvida" decir que los países con mayor progresividad son los países escandinavos, que son mundialmente conocidos precisamente por sus elevadísimos niveles de "bienestar", por el éxito de sus economías y la alta calidad de sus servicios públicos, lograda en gran parte, claro está, gracias a la intervención del Estado mediante la recaudación fiscal. Si bien es cierto que las economías que más crecen son las que tienen menor presión fiscal, se te "olvida" de nuevo apuntar la razón por la que eso es así: dichas economías, las conocidas como "economías emegentes", crecen con mayor rapidez porque sus niveles anteriores de bienestar eran ínfimos y han conseguido despegar gracias a una política de absoluta desregulación del mercado laboral que abarata los precios de sus productos y los hace más competitivos en el mercado internacional, a costa de someter a los trabajadres a condiciones de penuria. ¿Crecen? Sí. Pero hay que explicar cómo y por qué...

En tercer lugar, das por hecho como algo evidente, indudable, que quien más tiene es porque ha ahorrado más o porque es más inteligente o más trabajador. Y esto, con todos mis respetos, es una falacia inadmisible. Pasas por alto una larga serie de situaciones en las que las personas ven reducidas drásticamente sus posibilidades de promoción social. Primero, hay gente que por razones del azar de la naturaleza han nacido menos capacitadas y por tanto no es que no se esfuercen, sino que no están preparadas para competir con los demás en igualdad de condiciones: pongamos, por caso, alguien con una discacidad física. Pero es que aún hay más. Si tomamos nuestra sociedad tal como hoy es, nos encontramos con que no todas las personas parten en igualdad de condiciones en el momento de entrar en el mercado, por razón de sus diferentes capacidades adquisitivas, o porque no todos tienen la misma formación; y lo que nadie puede decir es que dichas desigualdades sean siempre producto de una falta de esfuerzo, sino que están producidas a su vez, en la mayor parte de los casos, por un desigual reparto de los bienes primarios básicos. Ahora bien, yo no estoy en contra de que se reconozca, valore y premie la excelencia. Más bien al contrario, estoy a favor. Pero siempre y cuando ello vaya acompañado de una política de redistribución de bienes que tenga por objeto, también, ayudar a los que están en posición de desventaja. A este respecto, me gustaría citar aquí la obra de un filósofo que está considerado como uno de los más importantes teóricos políticos del siglo XX: John Rawls. El problema de la igualdad se plantea, no como igualdad de resultados (en esto estoy de acuerdo contigo, no tiene por qué darse esta igualdad), sino como igualdad de oportunidades, que es muy diferente. Y lo que no se puede decir, salvo desde un idealismo absoluto, es que en nuestra sociedad haya una perfecta igualdad de oportunidades dado que hay gente que no tiene ni lo más elemental para sobrevivir.

Por último, y ya para acabar, porque no quiero extenderme más, yo abogo por la implantación de la "Renta Básica Universal" como medida de justicia distributiva, lo cual ayudaría a descongestionar el mercado laboral y contribuiría, asimismo, a que todo el mundo, independientemente de cualquier consideración, tuviera un mínimo vital para subsistir y cubrir sus necesidades por el mero hecho de ser un ciudadano. Claro que para esto habría que aplicar una política fiscal progresiva y hacerlo, preferentemente, en el marco de la Unión Europea.

12:09 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Gracias anónimo,toda una lección para éstos neoliberales de nuevo cuño, que ocultan mucho más de lo que dicen no vaya a ser que sus postulados se vayan al traste (como sucede casi siempre con los injustos.
GRACIAS!!!!

7:18 p. m.  

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