Socialistas de todos los partidos

Blog inspirado en el libro "Camino de servidumbre", que Hayek dedicó a los socialistas de todos los partidos. Socialismo entendido como colectivismo, como sumisión del individuo al grupo, en aras de hermosos ideales que no sólo en su sueño producen monstruos.

jueves, febrero 22, 2007

Hitler y el Estado del bienestar



Götz Aly, autor de "La utopía nazi" (Crítica 2006), es entrevistado en el número de este mes (64) de la revista Clío. El artículo se titula "La seducción nazi. Dinero y bienestar para todos", páginas 44-49. En él el autor describe el régimen nazi como una dictadura de favores mutuos que obtuvo gran apoyo popular al distribuir un bienestar entonces inaudito.

(imagen propagandística de la organización nazi de caridad NSV. La traducción del texto es: salud, protección de la infancia, lucha contra la pobreza, ayuda a los viajeros, comunidad y ayuda a las madres. Estas son las tareas de la caridad nacionalsocialista popular. Hazte miembro.).
Más material interesante en inglés en propaganda nazi.

Extracto de la revista:

"El nazismo mejoró el nivel de vida de la población. El Estado pagó una ayuda a
las familias numerosas (que aumentó en un 96% entre 1.938 y 1.942) y asumió
gastos tan diversos como los de extracción de muelas o la educación especial
de los niños. En 1.941 las pensiones subieron un 15% de promedio y se
introdujo el seguro obligatorio de salud. El campesinado devino un sector
privilegiado por la política de precios y de impuestos. Se prohibió aumentar
los alquileres y sólo se gravó al conjunto de la población con impuestos
indirectos sobre el tabaco, el aguardiente y la cerveza."

"Las familias alemanas recibían como ayudas, en promedio, el 72,8% de la renta
familiar en los últimos años de paz, casi el doble que las familias de los soldados
estadounidenses (33,7%) o británicos (38,1%)."

"Pero para llenar las arcas del Estado, Hitler no ahogó a los alemanes acomodados. Sólo un 4% de los contribuyentes -los que ganaban más de 6.000 RM- conocieron un recargo del 50% de los impuestos. Igualmente, los gravámenes de las empresas aumentaron un 55% durante la contienda. De ese modo, los particulares más acaudalados y las empresas aportaron el 75% de las contribuciones de guerra alemanas. Ello no causó la bancarrota y dio popularidad al régimen. Pero estos ingresos no podían costear la guerra más cara de la Historia. ¿Cómo la financió Hitler?. Mediante el expolio sistemático."

De la entrevista con Aly:

"Los dirigentes nazis tenían instinto para captar las necesidades de la gente,
que vivía el régimen como una serie de procesos tangibles. Hitler fue un maestro
de la política simbólica, pero no era un político serio sino un jugador, que
logró sus éxitos gracias a su sentido de la justicia social parejo al endeudamiento que comportó."

"Hitler no daba órdenes concretas en lo referente a política económica, sino que solía decidir entre diferentes alternativas que le eran planteadas y se inclinaba siempre por lo que podía contar con el beneplácito de los alemanes, sin importar que fueran atrocidades y crímenes".

"La obra de Hitler no constituyó una singularidad, sino que se inscribió en una tradición alemana de pensamiento que ha malinterpretado la triada de valores de la Revolución francesa de 1.789: "Libertad, igualdad y fraternidad". Ha existido un menos precio hacia la libertad, que ha sido asociada a riesgos y miedos, de modo que esta no es anhelada por muchos alemanes. No se ha buscado la igualdad ante la ley, sino la igualdad social con políticas de redistribución de riqueza y búsqueda de seguridad que ya habían empezado con la "revolución desde arriba" del canciller Otto von Bismarck (1.815-1.898). Hitler continuó esa línea cuando llegó al poder".

"Muchos elementos del Estado del bienestar creado por Hitler aún son visibles en la
seguridad social alemana, como el actual sistema de impuestos -que es de 1.934-
ciertas garantías que tienen los inquilinos de un piso o los trabajadores en
caso de despuido, el subsidio de las familias por hijos o el carácter gratuito
de los institutos de bachillerato y las universidades."

Buen material para la reflexión.

En España el régimen franquista tomó medidas sociales muy similares a las de Hitler. Y el actual Estado del bienestar se parece bastante al estado corporativista fascista, con un gran control político sobre la empresa, ayudas y subvenciones a los ciudadanos e impuestos progresivos "que no causan la bancarrota y dan popularidad al régimen". La diferencia con un estado fascista es el componente liberal. Una democracia no liberal puede fácilmente transformarse en un estado puramente fascista, sin libertades individuales ni separación de poderes. Véase Chávez.

¿Cuántos progres son conscientes de que el Estado del bienestar que tanto ensalzan es un producto del despotismo ilustrado de Bismarck y del fascismo de Mussolini?. ¿Cuántos valoran los frenos liberales al fascismo?. ¿Cuántos de ellos llevarían la camiseta de Hitler como llevan la del Che, si la Historia hubiera sido ligeramente distinta y Hitler no hubiera atacado a la URSS?.

Chávez, como Hitler, intentó primero un golpe de Estado y después ganó las elecciones. Otro paralelismo me viene a la mente leyendo a Aly. Hitler tuvo que recurrir, para seguir comprando el apoyo popular sin llevar a Alemania a la bancarrota, a conquistar y expoliar paises. Pero Chávez tiene una fuente de riqueza exógena que le permite hacer lo mismo sin necesidad de meterse en conquistas: el petróleo. El coste de oportunidad no lo pagará él, sino las generaciones futuras de venezolanos.

Por otro lado, no me termina de convencer lo de que la tradición alemana de pensamiento malinterpretara la triada de valores de la Revolución francesa. Pienso que la Revolución francesa nació ya autoritaria, que la libertad de la que hablaba era como la libertad de Lenin o la de los ilusos (es decir, una libertad comunista o una libertad impracticable). Que la igualdad de la que hablaba era una igualdad de resultados, de comportamientos e incluso de creencias, un preludio del Gran hermano de Orwell pero sin los medios tecnológicos suficientes para llevarse a cabo (guillotina aparte). Y la fraternidad de la que hablaba es la que ha dado lugar a la justicia social de los fascistas y los comunistas (y de los cristianos socialistas).

La Revolución francesa dio partida al terror como arma política, puso la semilla a los totalitarismos del siglo XXI y desembocó (como no podía ser de otro modo) en el extremo autoritarismo de Napoleón, que a su vez inauguró las levas universales y llevó las guerras a una nueva dimensión.

La Revolución francesa fue una monstruosidad mitificada, como monstruo mitificado es el Che. Puestos a mitificar, ¡cuánto más nos valdría haber mitificado la revolución americana!.

"Vida, libertad, y búsqueda de la felicidad". Puede que suene más modesto que "libertad, igualdad y fraternidad", pero precisamente por eso es menos dañino. Repárese en lo de búsqueda de la felicidad. Robespierre habría decretado el derecho de todo ser humano a alcanzar la felicidad, lo que habría usado como excusa para asesinar a todos los supuestos obstáculos, y finalmente habría empezado a asesinar a los simpatizantes de la Revolución a los que no viera ser lo bastante felices. De tanto querer a los hombres acaba uno queriendo asesinarlos, que diría Anatole France.

Más sobre nacional-socialismo, socialismo, utopía nazi y Estado del bienestar en el blog mosca cojonera. Un extracto:

El Volkstaat de Hitler no fue una quimera sino una seducción real y
objetiva: introdujo el entonces casi desconocido concepto de vacaciones
pagadas a los trabajadores, la paga de Navidad, pagas por invalidez, duplicó
el número de días festivos, educación superior totalmente gratuita, comenzó
a desarrollar el turismo de masas y la motorización generalizada (con el Volkswagen), promovió la familia con el subsidio familiar (tratando fiscalmente peor a los solteros o adultos sin hijos), protegió al campesino frente a los caprichos del mercado mundial y la meteorología, reguló la circulación de carreteras, seguro obligatorio para automóviles, declaración tributaria en conjunto para matrimonios, se limitó la “depauperación del pueblo” mediante embargos y desalojos, leyes de protección de la naturaleza e incluso el concepto de pensión de vejez moderno (vital y móvil) según el cual “el nivel de vida de los veteranos del trabajo no puede diferir mucho de los Volksgenossen en activo”. Decía Hitler que “Alemania será tanto más grande cuanto más fieles le sean sus ciudadanos más pobres”

En el texto observamos otra "virtud" de Hitler: era antiglobalización y habría firmado la PAC sin pestañear. Y todo un avanzado del ecologismo. Para más de uno que me sé, conocerle sería amarle. Vale, que mató a algunos millones de personas, fundó campos de concentración e invadió países que trató como colonias. Pero más hizo Stalin y sin embargo muchos le justifican.

Y, para terminar, otra muestra del socialismo de Hitler:


A Nazi anti-smoking ad. The translation: "Attack vices rather than complain about 'burdens.' 2 million KdF cars [the Volkswagen] up in smoke. Excessive use of tobacco costs the German people 2.35 billion marks annually, enough for around 2 million KdF cars, or enough gas for those cars to drive 50 billion kilometers (not million, dear proofreader)! We need to rationalize our people's economy!"

Eso, eso. ¡Dejad de fumar, españoles!. El uso del tabaco le cuesta al pueblo español x euros al año. Con esos x euros podríamos construir x hospitales, o x kilómetros de autopistas. ¡Necesitamos racionalizar la economía nacional!. ¡Basta ya de individualismo egoísta!. ¡La ministra Salgado os vigila!.

miércoles, julio 26, 2006

Maniqueísmo 2: la salvación de las almas

Como decíamos ayer, los maniqueos tenían una cosmogonía distinta a la cristiana: el Dios de la Luz había creado el mundo obligado por un ataque previo del Dios de las Tinieblas. Pero es respecto a la creación humana y la posterior lucha entre el bien y el mal por nuestras almas, es donde el maniqueísmo era no ya distinto, sino totalmente opuesto a la doctrina de la Iglesia. De hecho, para algunos maniqueos el Dios del antiguo testamento no era el Dios de la luz, sino el de las Tinieblas, y era necesario leer esa parte de la Biblia como una especie de negativo de la verdadera foto.

No fue Dios sino Satanás el que creó al ser humano, para evitar que la Luz que había quedado atada a la materia pudiera escapar de vuelta a su hogar. Y nos creó a imagen y semejanza (incompleta y desfigurada, por ser una creación del mal) de una de las emanaciones del Dios de la luz, pero con un alma mezclada con la materia, y por tanto con el mal.

Satanás (Jehová) no quería que el ser humano despertara, por eso le prohibió comer del árbol de la ciencia del Bien y del Mal, pero el Jesús luminoso (lo que el Antiguo Testamento desfiguraba mediante la historia de la serpiente) consiguió contactar con Adán y le enseñó a distinguir el Bien del Mal, a amar la Luz y despreciar la materia y el contacto carnal. Pero Eva, ayudada por los demonios, consiguió hacer recaer a Adán. (La mujer como instrumento del mal contra el hombre, hay cosas que no cambian).

No es Dios, sino Satanás el que le encargó al ser humano lo de "creced y multiplicaos". Cuantos más seres humanos existieran más repartida estaría la Luz entre la materia, con lo que sería más difícil que pudiera reintegrarse a su verdadera naturaleza y estaría más atada a la materia, al mal.

El que el Dios del Antiguo Testamento fuera en realidad Satanás explicaría la crueldad, indecisiones y caprichos de los que está llena la actuación divina.

Los diferentes hombres santos y fundadores de religiones, como Moisés, Buda, Zoroastro, Jesús o Mani tenían una función fundamental en la salvación de las almas, al instruir, despertar y santificar a los hombres y enseñarnos a perder el aprecio por lo material.

Como consecuencia de todo esto, la moralidad predicada por los maniqueos era tremendamente ascética, haciendo hincapié en la castidad, el vegetarianismo y la vida contemplativa. Tal y como pasó en el cristianismo temprano, fue necesario que se condenara el suicidio, ya que numerosos creyentes tomaban esa vía rápida para separarse de este mundo material, de este valle de lágrimas, para llegar más rápido a la presencia de la deidad. Los maniqueos más elegidos conseguían salvar su alma al morir, mientras que las almas de los no perfectos sufrían sucesivas reencarnaciones, y las de los más pecadores iban directamente al Infierno.

Cuando ya apenas quedara Luz en la Tierra, llegaría el fin del mundo, en el que el fuego consumiría el mundo hasta que toda la Luz fuera liberada.

El enlace original da muchos más detalles, pero por último voy a contar cuál era el mecanismo mediante el cual creían los maniqueos que la luz contenida en las almas de los justos conseguía volver a su hogar original, la morada de la Luz, el Paraíso:

Ascendía por el pilar del amanecer hasta llegar a la Luna, que durante la mitad de su ciclo iba llenándose al acumular Luz, para después vaciarse enviándola al Sol. El Sol, a su vez, la mandaba a través de las 12 constelaciones del horóscopo hacia el hogar de la Luz. Todo el movimiento de las esferas estaba al servicio de la salvación de las almas.

Jugando a la ucronía, quién sabe si hoy día se podría usar la palabra Iglesia como sinónimo de falsedad, satanismo o relativismo. O si al contemplar la luna llena sonreiríamos pensando que está más cercana la victoria definitiva del bien sobre el mal.

sábado, julio 22, 2006

Maniqueísmo 1: la creación del mundo

Dicen que la Historia la escriben los vencedores. La Iglesia no atraviesa hoy sus mejores horas pero durante siglos ha sido una formidable competidora para las demás religiones, a las que consiguió fagocitar (culto a Mitra) o denigrar y de ahí el matiz negativo que tienen hoy día palabras como herejía, pagano, judiada, ladino, o maniqueo. Usamos maniqueísmo como sinónimo de simplismo o cerrazón, ignorando que el maniqueísmo fue una religión que durante dos siglos compitió seriamente con el cristianismo y que desarrolló un cuerpo doctrinal complejo y elaborado. Combinaba características del judeocristianismo, el budismo, el gnosticismo, las religiones iranias y la astrología.

Su fundador, el persa Manes o Mani, (210-276), anunció que era el Paráclito prometido en el Nuevo Testamento, el Último Profeta y el Sello de los Profetas, último de una serie de hombres enviados por Dios que incluía a Set, Noé, Abraham, Shem, Nikotheos, Henoc, Zoroastro, Hermes, Platón, Buda y Jesús. Es curioso que en el segundo libro de Henoc se afirme que las almas de los justos al morir se convierten en astros, lo que prefigura parte de las creencias maniqueas.

Para un cristiano de creencia o de cultura la doctrina maniquea es todo un desafío. Supongo que todos nos hemos preguntado alguna vez por qué Dios creó al hombre, por qué puso un árbol de la ciencia del bien y del mal en el Edén si el hombre no debía comer de él, y por qué no iba a querer Dios que el hombre discerniera el bien del mal. Por qué mandó a Jesús a morir. Por qué existe el mal y cómo que Dios lo permite. Pues bien, las respuestas maniqueas a estas preguntas son una alternativa interesante a las cristianas que todos conocemos. Para todos los interesados en religión, filosofía o mitología:

El maniqueísmo es dualista; cree en la existencia de dos potencias divinas, una de la Luz (Ormuz) y otra de las tinieblas (Ahrimán). El mal no es simplemente la ausencia de bien, sino que posee existencia propia. En cambio, el cristianismo condena el dualismo y mantiene que existe un sólo Dios, mientras que el mal no proviene de una divinidad comparable en poder con Dios, sino de la combinación de un ángel caído y del libre albedrío humano. Esta solución es bastante chapucera, y no da respuesta a la pregunta de por qué un Dios omnisciente y todopoderoso creó a los ángeles y a los humanos, aún sabiendo que así daba pie al nacimiento del mal.

En el principio existían dos reinos, el de la Luz y el de las Tinieblas, ambos perfectamente separados, ambos sin origen, siendo ellos mismos los orígenes. El reino de la Luz está presidido por el Padre de la grandeza, y a ese reino pertenecen "los cinco Sh´kinas: Inteligencia, Conocimiento, Pensamiento, Deliberación, Resolución. El principio maligno es llamado "Rey de las Tinieblas" y mora en su tierra de Tinieblas rodeado por sus cinco Eones (o "Mundos"), el Eón de Humo, de Fuego, de Viento, de Agua y de Tinieblas." Para el maniqueísmo la materia pertenece a las tinieblas, al mal, mientras que los dones positivos de tipo espiritual son inmateriales y pertenecen a la luz, al bien.

El Dios cristiano, también eterno y él mismo el origen, decidió un buen día crear la materia, sin que tengamos muy claro por qué. En cambio, la Luz "lejos de considerar la existencia de las Tinieblas como un desafío, no desea nada sino la separación y no tiende, ni benevolente ni ambiciosamente, a iluminar a su opuesto. Ya que las Tinieblas son lo que están destinadas a ser, y abandonada a su propia suerte, ella realiza su naturaleza de la misma forma que la Luz realiza la suya." La Luz es autosuficiente, desea brillar sólo para sí misma y no también para lo que carece de ella, y dejada a su propio consejo permanecería sin tentarse a lo largo de la eternidad. No es pues la Luz la que inicia la mezcla del bien y el mal, ya que ella es inmutable y perfecta, no necesita ni desea nada externo a sí misma. "Ahora, si la separación dualista es el estado normal y satisfactorio de la Luz, entonces en lugar de una caída desde arriba, debe ser un alzamiento desde abajo el que ponga el destino en movimiento. El comienzo, entonces, yace en la profundidad y no en la altura". Es el mal el que provoca la creación del mundo material, el que causa el confinamiento de la Luz en las Tinieblas.

"¿Qué motivó a las Tinieblas para alzarse y pelear contra la Luz? En términos de ocasión externa: la percepción de la Luz, que hasta el momento había sido desconocida para ella. Para alcanzar tal percepción, las Tinieblas tenían que llegar primero a sus propios límites exteriores; y hacia ellos fue empujada en algún momento durante el curso de la guerra interna en la que las pasiones destructivas de sus miembros estaban continuamente trabadas. Ya que la naturaleza de las Tinieblas es odio y contienda, y debe satisfacer esta naturaleza contra ella misma hasta que el encuentro con la Luz presente un objeto mejor y externo."

"Durante el transcurso de la guerra ellos vinieron, algunos perseguidos y otros persiguiendo, hasta los límites de la Luz, y cuando ellos contemplaron la Luz -una visión gloriosa y maravillosa, muy superior a la suya- les complació y se maravillaron ante ella; y se reunieron "toda la Materia de las Tinieblas" y deliberaron cómo podían mezclarse con la Luz. Pero por el desorden de sus mentes, no se dieron cuenta que el fuerte y poderoso Dios moraba allí. Y ellos se esforzaron en elevarse hacia las alturas, porque nunca habían recibido un conocimiento del Bien y de la Divinidad. Así, sin entender, ellos lanzaron una insensata mirada de codicia por el espectáculo de esos benditos mundos, y pensaron que todo podría llegar a ser de ellos. Y llevados por la pasión dentro de suyo, ahora deseaban con todas sus fuerzas pelear contra ella para así atraerla hacia su poder y mezclar con la Luz sus propias Tinieblas."

"Dios no tenía nada maligno con que castigar a la Materia, ya que nada maligno hay en la casa de Dios. No tenía ni fuego que consume, con el cual lanzar truenos y rayos, tampoco agua sofocante con la cual enviar una inundación, ni hierro cortante o cualquier otra arma; ya que todo en él es Luz y sustancia (lit. "lugar") noble, y él no podía dañar al Maligno." Por ello fue necesario crear una nueva hipóstasis divina enviada por Dios al encuentro con las fuerzas de las Tinieblas, proceso que se repitió posteriormente en varias ocasiones, cada vez con distintos nombres: alma, hombre primigenio, amigo de la luz, gran arquitecto, espíritu viviente, etc.

"El archidemonio tomó a sus cinco elementos -el humo, el fuego que consume, las tinieblas, el viento abrasador, y la niebla- y se armó con ellos, y fue al encuentro del Hombre Primigenio. Después de pelear durante mucho tiempo entre ellos, el Archidemonio subyugó al Hombre Primigenio. Acto seguido el Hombre Primigenio se dio a él mismo y a sus cinco Hijos como alimento para los cinco Hijos de las Tinieblas, como un hombre que tiene un enemigo mezcla un veneno letal en una torta y se la entrega. El Archidemonio devoró parte de su luz [i.e.., sus cinco hijos, su armadura o escolta, llamada Alma] y al mismo tiempo lo rodeó con sus elementos y los de su clase. Cuando hubieron sido devorados por los Hijos de las Tinieblas, los cinco dioses luminosos fueron privados del entendimiento, y por el veneno de los Hijos de las Tinieblas, se volvieron como un hombre que fue mordido por un perro rabioso o una serpiente. Y las cinco partes de la Luz llegaron a estar mezcladas con las cinco partes de las Tinieblas. De los cinco elementos, el Dios de las Tinieblas tomó como botín al Alma noble y la encadenó en la impureza. Ya que él la había dejado ciega y sorda, y estaba inconsciente y confundida, tanto que al principio no conocía su propio origen."

"Pero el devorar tiene también un efecto en el que devora. No sólo desvía a las Tinieblas de su objetivo original, el mundo de la Luz, sino que además dentro de ella, la sustancia devorada actúa como un calmante, y, ya sea porque su deseo ha sido satisfecho o embotado, se ha detenido por este medio el ataque. La rendición del Alma a las Tinieblas no sólo aparta la amenaza inmediata al mundo de la Luz sino que, al mismo tiempo, da los medios por los cuales, al final, las Tinieblas son conquistadas. El objetivo de corto plazo se expresa con la idea de la "tentación" y del "veneno calmante"; el objetivo de largo alcance de este ardid (ya que el sacrificio es eso, aun cuando la deidad fuera forzada a hacerlo) yace en la idea de que la eventual re-separación significa la "muerte" de las Tinieblas, i.e., su reducción final a la impotencia. Por la mezcla, sin embargo, el Alma quedó sujeta a las afecciones de la Materia y contra su verdadera naturaleza, fue degradada a compartir el mal".

El Dios de la luz creó y envió al Espíritu viviente a salvar al Hompre primigenio. El Espíritu viviente lo cogió de la mano derecha sacándolo del combate (este es el gesto que rememoraban los maniqueos al saludarse dándose la mano derecha). Pero una parte de la Luz que había sido hecha prisionera no pudo salvarse, al estar demasiado mezclada con las Tinieblas. Y entonces el Dios de la Luz se vió obligado a crear el mundo como método de salvación de los restos de Luz cautivos, para permitir su separación. Para los maniqueos, todo ser vivo tiene encerrada Luz dentro de su materia, aunque los seres humanos tenemos mucha más que los animales, y estos que los vegetales. La materia que conforma el mundo viene de la piel, huesos y carne de los espíritus tenebrosos (arcontes) que devoraron el Alma del Hombre primigenio, y se debilitaron al hacerlo. El mundo material es pues la encarnación literal del mal.

"Aquella parte de la Luz devorada que está menos manchada fue purificada hasta hacerse "luz" en el sentido físico, y de las partes más puras son formadas el sol y la luna -las dos "naves"- y del resto, las estrellas. Por lo tanto, las estrellas, con excepción de los planetas, que pertenecen a los arcontes, son "resabios del Alma". Pero con esta organización macrocósmica sólo una pequeña porción de Luz es salvada, "el resto está todavía aprisionada, oprimida y manchada"; y los seres celestiales lamentan esto".

En resumen: las Tinieblas (el mal) y la Luz (el bien) existían desde siempre. Las Tinieblas envidiaron a la Luz, y lucharon contra ella, tomando parte prisionera. El Dios de la Luz, para salvar a la Luz cautiva y traerla de nuevo a casa, se vió obligado a crear el mundo material usando los cuerpos de los arcontes malignos que aprisionaban a la Luz en su interior. Pero la Luz (el alma, el espíritu) había quedado inconsciente y confusa tras la lucha y su mezcla con las Tinieblas (la materia), y no recordaba su origen ni su verdadera naturaleza. Dios tuvo pues que mandar un emisario a la Tierra para despertar a nuestros espíritus. ¿Os imagináis a quién envió?.

Pero la entrada se hace ya demasiado larga, continuaré mañana.

jueves, julio 20, 2006

Eisenstein y el protagonismo colectivo de las masas

¿Qué es un colectivo humano?. A esta pregunta se le puede dar una respuesta liberal o una respuesta colectivista. La liberal es: un conjunto de individuos, una enumeración, un listado de personas, junto con las instituciones que estos individuos producen y mantienen en funcionamiento. La colectivista es: una realidad distinta del mero conjunto de individuos, superior a ellos, con sus propios deseos, voluntad, necesidades, de naturaleza preexistente o de existencia necesaria debido a las inexorables reglas de la Historia. Para los liberales los colectivos humanos son importantes pero contingentes y susceptibles de nacimiento y transformación, puesto que el colectivo no tiene naturaleza propia, sino sólo la que crean, mantienen y modifican los individuos que lo componen. Son los individuos los que mediante sus actividades e interrelaciones forman el colectivo. Para los colectivistas, en cambio, es el colectivo el que forma a los individuos, el que les da una razón de ser y una esencia. Para un colectivista, alguien que no ama "lo suyo" es un individuo huérfano, incompleto, sospechoso, que no tiene por qué disfrutar de los mismos "derechos" que los demás puesto que no es un miembro del "espíritu" comunitario.

Del liberalismo surge la nación política, concebida como el conjunto de ciudadanos que residen en un territorio, de los que emana la soberanía de la nación, y que son libres e iguales ante la ley. De aquí se derivan las libertades del individuo frente al Estado (lo que es lo mismo que decir frente al colectivo). Se instauran toda una serie de controles y equilibrios para intentar evitar que el poder pueda volverse despótico. No se impone coactivamente ningún objetivo colectivo ni ninguna moral, únicamente el respeto a la vida, libertad y propiedad de cada individuo, a fin de que cada individuo pueda decidir qué objetivos perseguir y mediante qué métodos.Del colectivismo surgen las naciones culturales, las naciones étnicas y las naciones socialistas. De aquí se derivan los derechos colectivos y los derechos sociales. Es decir, los individuos no le dicen al colectivo que no se meta en su vida más de lo imprescindible para el funcionamiento de las instituciones y de la convivencia, sino que espera recibir del colectivo una serie de prestaciones sin necesidad de contrapartida alguna. Obviamente, los "derechos" de unos individuos conlleva deberes para otros, con tal de que en la sociedad sólo se hable el idioma ancestral, brille la pureza étnica, se respeten las tradiciones milenarias o se consiga la igualdad económica. El colectivo fija determinadas concepciones morales, y los controles y equilibrios del poder se debilitan o eliminan. La voz del líder es la que habla por la nación, la que interpreta sus deseos, la que la lleva a completar su misión histórica o a recuperar su más pura esencia. No hay espacio para la discrepancia, para el individualismo, para el de otra raza, el que quiere hablar en otro idioma, el que no desea vivir de acuerdo a las tradiciones del colectivo, o para los "burgueses".

(Obviamente, esta es una generalización. Entre ambos extremos hay muchas combinaciones y de hecho la España actual tiene muchas características socialistas, aunque haya quien piense que vivimos en el colmo del "neo"liberalismo. Y muchas personas que se consideran a sí mismas socialistas defienden los fundamentos de la democracia liberal.)

Pero desgraciadamente no existen palabras distintas para esas dos realidades. Para ambas tenemos "colectivo", "nación", "república", etc. Si se quiere concretar más hay que adjetivizar: nación de ciudadanos, nación política, nación cultural, nación étnica, república de trabajadores, etc. Por tanto, muchas conversaciones se convierten en diálogos de sordos, al estar cada interlocutor usando una misma palabra para dos conceptos distintos aunque relacionados.

La ventaja de la palabra "masa" es que no deja lugar a dudas: en una masa cada uno de los individuos es insignificante. "Serguei M. Eisenstein (1.898-1.948) expresa su adhesión a la causa revolucionaria proclamando su interés por el protagonismo colectivo de las masas. Pero tanto en La Huelga como en El acorazado Potemkin, como en Octubre las masas padecen, pero no protagonizan nada; más bien lo que hacen es participar de un vértigo cuyo sentido se les escapa. En el cine de Eisenstein no hay lugar para personajes, es decir, personas dotadas de discurso. De los individuos interesa a Eisenstein sus experiencias, pero ni su discurso ni su conciencia."

Es difícil encontrar una analogía más certera entre forma artística y fondo ideológico. Eso es el comunismo: un sistema que pensando en la masa elimina el discurso y la conciencia de cada individuo. Como en el cine de Eisenstein, en un sistema comunista no somos Fulanito González, sino la madre 1 o la madre 2, el obrero o el oficial. Nos desindividualizamos y como consecuencia nos deshumanizamos.

Sin embargo en las películas supuestamente protagonizadas por las masas el verdadero protagonista es el mismo Eisenstein. Es su marcada individualidad, la originalidad de la concepción, la fuerza que le imprime a los planos, los encuadros, la iluminación, el montaje, lo que hace que sus películas puedan seguir viéndose con interés. En todo momento podemos imaginarnos su cerebro en acción, sus manos en la sala de montaje cortando y volviendo a montar hasta obtener el efecto exacto que estaba buscando. Pero un cine en el que no haya ningún protagonismo individual ni en el guión ni en la dirección ni en la fotografía ni en los actores es un pestiño imposible de soportar durante 90 minutos. Por el contrario, los telefilmes de sobremesa podemos verlos aunque carezcan de valor artístico, simplemente porque nos cuentan una historia individual, nos ofrecen un personaje con el que identificarnos o al que odiar.

Entre la materia y el genio, la URSS del materialismo dialéctico no podía más que elegir la materia. Estaba en su naturaleza, como lo está en la del escorpión matar a la rana que lo salvaría de ahogarse. El comunismo fue un gigantesco experimento social de protagonismo de la masa, de lo comunitario, frente al individuo. Y acallando al individuo cegó la fuente de la riqueza, puesto que a pesar de la mitología y el lenguaje del colectivismo, no existe un cerebro colectivo ni unas manos colectivas.

Al prohibir que los individuos pudieran tomar iniciativas económicas, acumular riqueza en la medida en que contribuyeran a su creación, ni tener medios para planificar libremente sus vidas, la URSS propició su colapso económico. La URSS era rica en recursos naturales, territorio y población. La Alemania del Este partía de la misma situación que la occidental. Sin embargo, para cuando se produjo la reunificación las diferencias en el nivel de vida y el progreso material eran tales que aún hoy, millones de euros de inversión después, se siguen notando.

Pero no sólo de pan vive el hombre. El comunismo restringe toda discrepancia, toda heterogeneidad, toda desviación individualista de la norma, toda crítica, la libertad de expresión, de circulación, de residencia, de asociación. No existe ni existirá una democracia digna de tal nombre donde gobierne el comunismo, aunque obviamente el comunismo dedicó toda su propaganda a adueñarse también de la palabra democracia: república democrática de Alemania, democracia popular. Nada tenían que ver con una democracia liberal.

Impidiendo la libertad de sus habitantes, la URSS causó un derrumbe de la ética, una invasión del gris, del cemento, del realismo socialista, un país mediocre y asustado en el que todos temían destacar o ser delatados. El comunismo con sus gulags y sus Laogai (de los que habla aquí Miguel Cancio) causó y sigue causando muchos más muertos que los campos de concentración nazis (otros socialistas), pero son mucho menos conocidos debido a la exitosa propaganda comunista y a la colaboración de muchos intelectuales europeos de izquierdas que le siguieron y siguen el juego.

Muchos artistas que en los inicios de la URSS se creyeron las bonitas palabras comunistas y apoyaron la revolución, cambiaron más tarde de idea o fueron "depurados" o censurados. El mismo Eisenstein en sus últimos años de vida sufrió la censura stalinista. El momento de efervescencia, de euforia revolucionaria, duró poco, y después el poco arte valioso de la URSS lo produjeron los descontentos, los resistentes. La capa de arte que envolvía al cine de Eisenstein desapareció, y lo único que quedó fue la propaganda desnuda, repetitiva y omnipresente.

Si no se permite que los individuos creen, no existe un "colectivo" que los reemplace. Ninguna de las creaciones de las que los colectivistas se sienten tan orgullosos las creó el espíritu colectivo, sino individuos concretos: ni la sardana, ni el gazpacho, ni las sevillanas, ni El Quijote, ni el fado son creaciones colectivas. El gazpacho no lo crearon millones de andaluces reunidos con el objetivo de crear un hecho culinario diferencial. El gazpacho lo creó una persona (puede que ni siquiera de origen andaluz, no lo podemos saber) residente en Andalucía. Obviamente, usó los ingredientes que tenía a mano. Y dado lo difíciles y poco frecuentes que eran los desplazamientos, el gazpacho se expandió relativamente poco. Pero no fue creado por el espíritu andaluz ni está unido a Andalucía por ningún vínculo mágico. De igual modo el cine de Eisenstein no lo creó la URSS ni la masa ni el proletariado. Lo creó un genio, un individuo.

Más sobre cine y política en Cine político hispano. Más sobre Eisenstein aquí.

martes, julio 18, 2006

Carmelo Gómez acerca de El perro del hortelano


"La ausencia de Pilar Miró en el cine español es tan grave como la política de cine que tenemos en este momento......

Rodamos toda la primera parte en el palacio de Sintra.... Luego se acabó el dinero.... Pilar nos propuso quedarnos con la película pero nadie creía, ni nosotros mismos, que eso iba a ser lo que fue. Y ¿cómo iba yo a hipotecar una casa o a hipotecar mis ahorros, los 4 ahorros que yo tenía, para sacar adelante El Perro del hortelano?. Yo qué sé, en fin...Una cosa es que te contraten y que creas en el proyecto, y otra cosa es que te embargues. Y tuvimos que dejarlo durante una temporada y pensamos que no volveríamos a recuperar jamás ese proyecto y que se moría ahí, después de que el material que habíamos visto estaba muy bien y estábamos todos muy contentos.....No sé por qué extraño milagro aparece dinero de no se sabe dónde para continuar con lo que quedaba y se nos prometió que a lo mejor se nos pagaba algún día si lo terminábamos, y decidimos todos terminarla pasara lo que pasara. Fue un gran calvario que al final acabó siendo una gran película."

Esta entrevista a Carmelo Gómez aparece en la colección Un país de cine 2 que sacó el diario El País en 2.004.

Me parecen unas declaraciones muy significativas. En primer lugar se queja de la actual política de cine. Traduciendo al español supongo que le parecen pocas las subvenciones que se le entregan a la gente del cine. Parece ser que la gente del cine tiene "derecho" a recibir dinero para hacer películas y si no lo consiguen haciendo películas que la gente quiera pagar por ver, lo quieren conseguir de cualquier modo pagadas con nuestros impuestos. Seguramente es por falta de sentimiento nacional que la gente prefiera ver películas extranjeras que españolas, no porque apenas se hagan películas españolas interesantes. Significativo resulta que para según qué cosas la izquierda apele al sentimiento nacionalista español. A "lo nuestro". Pero aplicado a cualquier otro tema el razonamiento quedaría absurdo: no soy un buen cocinero y no consigo que me contrate nadie, así que tengo derecho a que me paguen un sueldo mediante los impuestos de todos para tener abierto un restaurante en el que a casi nadie le apetece comer. Y la culpa es de la gente, que prefiere ir a restaurantes chinos o mejicanos. Qué poco patriotismo. A pagar más impuestos, que es lo que tenéis que hacer.

Pero lo que más me llama la atención es la parte en la que habla de los problemas de financiación que tuvo El perro del hortelano. De cómo estuvo a un pelo de no poder terminarse por falta de financiación. De cómo Pilar Miró le propuso al equipo que financiaran el resto del rodaje ellos mismos, pasando a ser los dueños del proyecto. Y de cómo, a pesar de haber visto el material ya rodado, y "creer en la película", el equipo no quiso arriesgar su propio dinero. Es decir, todos los españoles tenemos que pagar mediante impustos proyectos que no tienen por qué interesarnos, sin poder decidir y sin sacar nada a cambio. Pero esas mismas personas que piden más subvenciones son incapaces de arriegar su propio dinero para su propio proyecto, del que además podrían haber sacado mucho dinero. No, ellos van a la cómodo y a lo seguro. A cobrar su sueldo vaya como vaya la película en taquilla. A ser trabajadores asalariados en vez de empresarios. Y si ese sueldo no se lo paga la taquilla que se lo paguen los subvenciones. Pero nada de arriesgar los "cuatro ahorros que pudieran tener" (no sé cuánto dinero pudiera tener Carmelo Gómez ahorrado, pero me resulta curioso que hiciera ese aparte para dejar claro que él no es un burgués forrado de dinero, porque para cierta izquierda está mal visto llegar a tener dinero, aunque no creo que Victor Manuel, que es comunista, haya regalado su fortuna a los proletarios de barriadas humildes).

Así que de haber sido por ellos, a quienes se les llena la boca de loas al cine español, la película se habría quedado a medio hacer. Pero llegó un capitalista y aportó el dinero, arriesgó los millones necesarios para terminar una película en la que ni siquiera los actores creían. Arriesgó un dinero que fue el que permitió hacer la película, un dinero que había ahorrado creando riqueza, y con el que le pagó el sueldo al señor Gómez. Gracias a ese capitalista pudimos ver El perro del hortelano.

Pero que quede claro que está mal ser un capitalista que permite realizar proyectos, que crea trabajo y que busca rendimiento a sus inversiones. Lo que está bien es ser un artista concienciado y subvencionado, de esos que aman mucho el cine mientras lo paguen otros. De esos que dejan claro que ellos sólo tienen cuatro ahorros. De los que no manchan al arte mezclándolo con el vil dinero. Sobre todo cuando se trata de su propio dinero.

miércoles, julio 12, 2006

Euskadi, un país increíble

¡Pero qué arte que tienen escogiendo eslóganes!. Lo de increíble no voy a negarlo, están pasando cosas en Euskadi que nos las cuentan hace unos años y no les damos crédito. Sin embargo lo de país tiene su enjundia. De acuerdo, a Euskadi se le llama País Vasco, pero para la campaña podrían haber usado cualquier otro término: lugar, sitio, región, comunidad, etc. Todos sabemos que el uso habitual de país es como sinónimo de nación. Por eso usamos país para Italia, Portugal y EEUU y no para Sicilia, el Algarve o Iowa. ¿Alguien se imagina a los encargados de turismo de la Generalitat catalana tratando de potenciar el turismo del "Estado español" con anuncios de "Catalunya, una nación increíble"?.

Pero usando "país" se nota menos, porque es la versión blanda de nación. Por eso Zapatero el vaporoso usa siempre país para referirse a España. ¿O será para que no se le enfaden los socios parlamentarios?. No seáis malpensados, es simplemente que Zapatero es una persona reflexiva para quien el concepto "nación" es discutido y discutible, a no ser que la mayoría de los parlamentarios catalanes vote que Cataluña es una nación, en cuyo caso eso para Zapatero va a misa o cuando menos a un preámbulo. Se ve que los españoles nunca votaron mayoritariamente a favor de ningún documento legal importante que definiera a España como nación. Ahora somos una nación de naciones o un país de países, que es como más postmoderno y vanguardista que ser una nación o un país a secas.

viernes, julio 07, 2006

Hacer falta

Por descansar un poco de tanta política. Capítulo segundo de la primera parte de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha:

"Hechas, pues, estas prevenciones, no quiso aguardar más tiempo a poner en efecto su pensamiento, apretándole a ello la falta que él pensaba que hacía en el mundo su tardanza, según eran los agravios que pensaba desfacer, tuertos que enderezar, sinrazones que enmendar, y abusos que mejorar, y deudas que satisfacer."

Y es que, bien pensado, hacer falta = causar falta = causar imperfección, daño, menoscabo = provocar mal. Por contra, hoy en día usamos "hacer falta" como sinónimo de "ser necesario", y cualquiera de nosotros puesto a reescribir el Quijote (quién sabe si incluso el mismo Pierre Menard de haberse decidido por el capítulo segundo) se expresaría así:

"Hechas, pues, estas prevenciones, no quiso aguardar más tiempo a poner en efecto su pensamiento, apretándole a ello la falta que él pensaba que hacía en el mundo su presteza, según eran los agravios que pensaba desfacer, tuertos que enderezar, sinrazones que enmendar , y abusos que mejorar, y deudas que satisfacer".

Al igual que sucede con "nuevamente" o "de nuevo", en estos siglos la expresión "hacer falta" ha tomado un sentido totalmente opuesto al original y lógico, probablemente por confusión con la expresión "echar algo en falta". Y nos paramos tan poco a analizar y sentir las palabras que usamos que no nos damos cuenta (por lo menos yo) hasta que nos entra el gusanillo de leer clásicos.

Una última curiosidad: la tan famosa expresión "desfacer entuertos" no aparece en la lista de actividades a las que el Quijote pensaba dedicarse. Entuerto en un sinónimo de agravio (que son los que quería desfacer) pero con el matiz de desviación o torcimiento, y por eso Cervantes usó "enderezar entuertos". No obstante se le suele citar incorrectamente, no hay más que recurrir al Google:

desfacer entuertos: 21.200 resultados.
deshacer entuertos: 15.400 resultados.
enderezar entuertos: 12.500 resultados.